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domingo, 18 de febrero de 2007

Egipto. Abu Simbel

Día 7

La mañana de hoy se presentaba más relajada que las anteriores.


Hoy nos llevaban a dar un paseo en faluca, típica embarcación egipcia.
Mientras navegábamos los chicos del barco empezaron a sacar bombos y timbales y se pusieron a cantar, para amenizarnos la travesía, y todos empezamos a bailar y a intentar seguir la letra en árabe de la canción, vaya tela.....



Nos siguió una "patera" todo el camino con dos chicos en ella, para que le diéramos algo de dinero, hay que ver como se las ingenian!!!




Después del relajante paseíto pillamos una calesa y nos fuimos al mercado de Asuán,



donde nos encontramos muy pocos turistas, era un mercado más bien local, lo mejor para conocer mejor su pueblo.



De vuelta al barco fuimos a comer y por la tarde nos esperaba lo mejor de lo que habíamos hecho hasta ahora, el increíble Abu Simbel. Era un trayecto largo de unas cuatro horas y fuimos escoltados hasta allí, con más autocares, por un convoy de la policía.

Conocido como 'El Templo de Riamsese-Meryamun', fue construido por Ramsés II e iniciado posiblemente a principios de su reinado. El templo se encontraba totalmente recubierto por la arena hasta el año 1813 cuando J.L. Burckhardt encontró el busto de uno de los colosos.

En 1815 Belzoni, después de quitar gran cantidad de arena, descubrió la puerta de acceso.

Entre 1964 y 1968 fue desmontado y trasladado de su emplazamiento original, unos 210 metros más allá del río y 65 metros más arriba, como consecuencia de las obras realizadas en la construcción de la gran presa de Asuán.


La construcción fue planificada de manera que 2 veces al año, cuando el sol salía por el horizonte, sus rayos penetraban por la puerta y tras proyectarse en la gran sala de ocho columnas,


la segunda, el vestíbulo y el santuario incidían en las 4 estatuas del nicho de la parte posterior que se iluminaban por completo, todas excepto una, la del dios de la sombra.



Los colosos de la fachada representan a Ramsés II con el nemes, la doble corona de las dos Tierras, la barba postiza, símbolo del faraón en vida, el collar y un pectoral grabado con el nombre de coronación. Además lleva brazaletes, decorados con cartuchos.










Los cuatro colosos fueron excavados en la roca y están realizados de manera muy cuidada. De ellos, tres se encuentran en muy buen estado, y del cuarto sólo queda en pie la parte inferior, hasta la cintura, mientras que parte de la cabeza y del pecho se encuentran esparcidos por el suelo. A cada lado, de cada uno de los cuatro colosos, están representados familiares directos del faraón.






A su lado se encontraba el Templo de Nefertari, realizado en la misma época que el gran templo, el templo de Hathor o pequeño templo está dedicado a Hathor y a la reina Nefertari.

a fachada está compuesta por 6 colosos de pie, de aproximadamente 10 metros de altura, excavados en la roca, dentro de hornacinas rectangulares. Divididos en 2 grupos de 3 a cada lado de la puerta de entrada, los extremos representan a Ramsés II y los centrales a la esposa favorita de este, la reina Nefertari, y son del mismo tamaño que los del faraón. Todos tienen adelantada la pierna izquierda, en actitud de marcha. Entre las piernas están representadas esculturas de menor tamaño de príncipes en las estatuas del rey y princesas en las de la reina.


Para merendar nos llevaron al Hotel Seti Abu Simbel, un hotelazo enfrente del lago Nasser.

Se hizo de noche, y nos quedamos a ver el espectáculo de luz y sonido proyectado sobre los templos, en el que se explica la historia de Egipto y del dios Ramsés II, un espéctaculo increíble y MUY MUY recomendable.



Y otras cuatro horas para volver al barco, camino que hicimos dormiditas con las almohadas que nos habíamos traído del hotel, siguiendo los consejos del guía, que ya nos había avisado de lo pesado que se hacía el viaje.

La última noche de crucero había tenido un final espectacular.




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