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miércoles, 13 de mayo de 2015

De Bruselas a Brujas en tren

Día 2

A las 6 de la mañana ya estaban sonando los Iphones para levantarnos, y apuramos una horita más en la cama antes de desayunar como reinas y empezar la ruta.

El día estaba lluvioso, como casi todos los días en Bruselas, y la sensación térmica era muuuy baja, así que bien abrigadas y con más capas que una cebolla empezamos la jornada.



La primera excursión del día era Brujas.



Nos dirigimos a la estación de Midi donde había visto que salían trenes cada hora, y como llegamos bastante justas no nos dio tiempo de comprar los billetes, así que se los pagamos al revisor una vez en el tren, con el suplemento de 1,5€ por persona por no haberlos cogido antes, el precio fueron 13,80€ por cabeza, y el trayecto duraba una hora.



Al llegar a Brujas...uuuuoooooohhhh!!! nos sorprendió mucho, que booonitoooo!! No era de extrañar que hubiera sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2000.



Tenía un aspecto entre misterioso y mágico, con tantos canales y casitas bajas de madera.



Por toda la ciudad nos encontramos coches de caballos,



y calles muuuuy estrechas.


Por supuesto no podían faltar los millones de escaparates con todo tipo de dulces.




Nos estaba pareciendo una ciudad realmente muy bonita.



Llegamos a la iglesia de Nuestra Señora, reconstruída en el siglo XII con estilo romance y nuevamente en el siglo XIII, esta vez como iglesia gótica, con una torre hecha en ladrillo que destacaba por sus 122 metros de altura. 


Perderse por aquellos caminos era una auténtica gozada, y dejando el mapa en la mochila no dejábamos de sorprendernos con lo que veíamos.
Sobre el Puente de San Bonifacio se tiene una panorámica excepcional.



Las casas todas llevan el mismo patrón, bajitas y acabadas en punta.



Y agua por todas partes.



Era media mañana ya y nada mejor que degustar unas de sus cervezas  tan famosas, así que entramos al primer bar que vimos.



La cerveza pecisamente no nos gustaba mucho así que le pedimos a la camarera una que no supiera mucho a birra y nos ofreció una de mango que estaba riquísima!



Y allí en una terracita a 0 grados y con estas vistas nos tomamos nuestras birras.



Seguimos caminando y llegamos a la majestuosa plaza Grote Markt.



Y como ya era la hora de comer, nos quedamos en esa misma plaza para degustar unos ricos mejillones que tantas ganas tenía de probar.

Elegimos uno que hacía esquina y que creo que se llamaba Belle Vue ( no vayais ), era el que más barato habíamos visto por la zona porque vaya tela con los precios en este país...y comimos con estas maravillosas vistas desde el restaurante.



Cogimos el menú turista, puesto que nuestros bolsillos no podían permitirse otra cosa, y de primero nos trajeron un cóctel de gambas, congeladas y tamaño guisante...


y por fin los famosos mejillones belgas, engaño porque ponía en el cartel que servían medio kilo y la olla que me trajo luego pude comprobar que era de 200gr...



Y de postre nada mejor que una mousse de chocolate belga, riquísima por cierto.



Seguimos andando un poco más para bajar la comida,



Una vuelta más por la plaza,



otra por la plaza Burg donde se encontraba el ayuntamiento,



y un poquito de shooping antes de abandonar esta preciosísima ciudad.



Buscamos el camino de vuelta a la estación y otra vez de estar con un sol magnífico se nos puso a granizar, y entre el granizo, el viento que nos tiraba las piedras a la cara, y la sensación térmica de bajo cero lo pasamos bastante mal hasta llegar!!!




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