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miércoles, 20 de enero de 2016

Open Water Diver en Koh Tao

Día 20

Dicen que 21 días son suficientes para crear un hábito, a mi me faltaba un día pero ya me había acostumbrado a Tailandia de tal manera que no quería volver a España, de hecho todavía hoy me pregunto por qué no lo hice, pero bueno se que este año volveré al Sudeste Asiático y probablemente me quede allí en cualquier lugar cumpliendo mi sueño de poder hacer del buceo mi medio de vida.

Pues en mi día 20 ahí estaba yo en mi modo buceadora levantándome a las 5 de la mañana para hacer mis dos últimas inmersiones y conseguir bajar sin dolor los 18 metros.

Hoy como era el último día nos acompañó en la inmersión Nina, la fotógrafa de Pura Vida, para hacernos un reportaje bajo el mar.











Los días anteriores había tenido problemas de compensación en los oídos y me asustaba el hecho de no poder bajar los 18, pero esta vez lo hicimos más despacio agarrados a una cuerda y lo conseguí!


Cuando llegamos al fondo y Sara nos enseñó el profundímetro me dio una graaaaaaaaaan alegría, estábamos a 18 metros!!

Y a partir de ese momento, a disfrutarrrrrrrrrrr!!!!!!!!




Buah!! la primera inmersión del día me había encaaaaaaaantado! Qué pasada poder estar tan profundo y poder respirar, sentir tu cuerpo como se mueve de arriba a abajo según como llenas de aire tus pulmones...INCREÍBLE!

Tras subir a la superficie y hacer una parada en el barco el tiempo necesario para eliminar el nitrógeno residual de nuestro cuerpo, nos volvimos a meter en el agua para disfrutar de la segunda y última inmersión.






Increíble sensación e increíble equipo, un 10 para Pura Vida!





Con una gran pena pero a la vez una graaaaaaan satisfacción se acabaron mis inmersiones en Tailandia, y ahora lo que me tocaba era estudiar los últimos capítulos para el examen teórico final.

La verdad que con las clases y demás no había tenido tiempo de visitar la isla, así que después de estudiar me fui con un amigo de inmersiones a dar una vuelta con la moto, y a ver Koh Tao desde diferentes alturas.


El paseo nos llevó hasta el sureste de la isla a la playa de Aow Leuk.



Ahí estuvimos dándonos unos baños poco más de una hora y volvimos a Sairee Beach, donde después del relax de la playa vinieron los nervios del examen. 

Nos reunimos la pareja de argentinos, la catalana y yo para debatir las preguntas entre todos, sólo podíamos tener 4 fallos y todos queríamos aprobar.

Cuando por fin acabamos vino la profe a corregirnos y...siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!! Habíamos aprobado!! Ya éramos Open Water Divers!!!


Por la noche nada mejor que celebrarlo con todo el equipo cenando en el "Bingo". 
Nos sentamos en el suelo al ladito del mar,


degustamos unos ricos fideos con gambas y verduras,


y disfrutamos de unos malabares de fuego que estaban haciendo a pie de playa.


Tras la cena y aprovechando el cumpleaños de nuestra profesora Sara y nuestro recién obtenido título de Open Waters nos fuimos de fiestuqui.

Empezamos con un espectáculo de Lady Boys, muy típico de Tailandia, donde transexuales hacen playbacks y parodias de canciones conocidas.
La entrada era gratuita pero la consumición obligatoria, y aunque los precios eran más caros que en cualquier otro garito seguían siendo baratos y la verdad es que te reías un rato.

No acabó muy tarde, así que de ahí nos fuimos al "Lotus Bar" a seguir la fiesta, descalzos a la orilla del mar y bajo palmeras de luces de colores...


Qué decir de este día...PERFECTO!!!


Era mi última noche en Koh Tao y prácticamente el final de mi viaje. Al día siguiente salía bien temprano hacia Bangkok donde llegaría ya de noche para descansar unas horillas antes de coger, muy a mi pesar, el vuelo de regreso a España.

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domingo, 10 de enero de 2016

Buceo en Koh Tao, Pura Vida

Días 18 y 19

Desde qué emprendí mi viaje por Tailandia me había planteado para mi último destino sacarme el título de Open Water Diver, y tras mirar las opiniones de otras personas en Internet decidí sacármelo en el Pura vida, una escuela de buceo de habla hispana formada por profesionales y sobretodo por muy buena gente.

Su centro se encuentra muy cerca del puerto, así que no hay problema para encontrarlos al llegar a la isla.
Lo mejor de sus cursos es que todas las inmersiones son en el mar ( nada de clases en piscinas ), y las clases teóricas se hacen al aire libre tumbados en cojines tailandeses, qué más se puede pedir??


Reservé con ellos días antes de llegar a Koh Tao, el curso consistía en 4 días de clases teóricas, 4 inmersiones en mar abierto, material y alojamiento incluido por unos 230€.



Los bungalows,  los"Viewcliff" se encontraban a unos metros de la escuela y del puerto, así que la ubicación era perfecta. 

La única pega que tuve con ellos fue que no estaban muy limpios la verdad y que al tener la ventana rota se me colaban los bichos y me llegué a encontrar alguno que otro en la cama, situación nada agradable por cierto pero por lo demás, todo bien.

Su exterior era casi perfecto, no tenían hamaca en la entrada pero tenían un banquito muy apañao y una cuerda para tender. Y justo enfrente habían unas mesas redondas de piedra ideales para sentarse a media tarde a estudiarse el manual o compartir historias con mis vecinos.



Los días se distribuían en clases teóricas por la mañana e inmersiones por la tarde.

Como he dicho la escuela estaba a 5 minutos del puerto, así que apenas teníamos que bajar un par de calles para montarnos en el barco.
Cada escuela tiene el suyo propio y hay que ir subiendo los equipos y cruzando embarcaciones hasta que llegas al tuyo.




Una vez en el barco toca poner en práctica las explicaciones de la mañana y montar tu propio equipo.

Tu integridad está en juego, así que tienes que montarlo todo con sumo cuidado y haciendo todas las comprobaciones pertinentes para asegurarte de un buen buceo sin problemas por fallo en el montaje o despistes, si vienen problemas que sean imprevistos y no por culpa nuestra.


Con el traje listo y con las pruebas hechas con el compañero de buceo toca lanzarse al agua.

La primera vez nos hicieron dar unas vueltas al barco para comprobar que sabíamos nadar, y superada la primera prueba empezamos las clases prácticas.

En mi grupo había muy buen rollo la verdad, y la profesora que nos tocó, Sara, era un encanto, así que las clases se hacían en un buen ambiente tanto con la gente como con el nuevo medio.

Las dos primeras inmersiones eran a poca profundidad, para familiarizarse con el equipo debajo del agua y hacer ejercicios varios como quitarse la máscara sin salir a la superficie, coger el regulador desde varias posiciones por si se nos escapa, compartir oxígeno por si a nuestro compañero se le ha acabado, etc.

Ahí ya empecé a flipar cuando varios peces se nos empezaron a acercar, peces diferentes para mí, de colores variados, de diferentes tamaños...qué pasaaaaaaaaadaaaaaaa!!!

Las otras dos inmersiones, si habías superado con éxito las primeras y habías conseguido hacer todos los ejercicios, eran simplemente para disfrutar con aquel increíble fondo marino.

Los días se dividían entre inmersiones y contacto directo con el mundo marino, clases teóricas en cojines de colores y paseos por la playa con el libro en la mano. El último día me esperaba el examen teórico y había que aprobar si o si para obtener el título de Open Water Diver.



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sábado, 2 de enero de 2016

De Koh Pha Ngan a Koh Tao

Día 17

Madre mía me del amor hermoso, la noche de ayer me había dejado gravemente perjudicada y apenas había dormido dos horas cuando tenía que recoger bártulos y abandonar la isla de Koh Pha Ngan.

Si cargar con la mochila estos días había sido una tortura en algunas ocasiones, hoy era para cagarse en todo, no tenía fuerza ni para caminar siquiera!!!

Cuando llegué al puerto todo lo que habían eran mochileros cansados y rotos como yo que la noche anterior habían estado dándolo todo en la fiesta.


Esperamos tirados en el suelo como pudimos la salida del ferry que me llevaría en poco más de una hora a la siguiente e última isla de mi viaje, Koh Tao.






Al subir me cogieron la mochila y me la dejaron en la parte delantera del barco, amontonada con el resto de bultos, y como no me hacía mucha gracia, fuera a a ser que con la resaca alguien se llevara la mía por error, me quedé haciendo guardia en la parte de afuera, que además se iba un poco más fresco que dentro y se podía fumar.


El 90% de los viajeros éramos mochileros que la noche anterior habíamos estado en la Full Moon. Nos repartíamos entre: el interior del barco donde hacía un calor insoportable, el piso de abajo donde se sentaban en la barandilla (ideal para los que necesitaban de manera rápida expulsar líquidos con la resaca),


y  en el piso superior donde yo me encontraba, donde los rotos de la fiesta se amontonaban al lado de la montaña de mochilas.


Atraqué en Koh Tao con un poco de retraso y nada más llegar me busqué la vida para llegar al centro de buceo Pura Vida, donde días antes había reservado el curso para sacarme el título de Open Water Diver.

Se encontraba a tan sólo 5 minutos del puerto, pero entre el cansancio y la resaca tardé 15.

Allí me recibió una chica española que me llevó a lo que sería mi bungalow para las siguientes 4 noches, el Viewcliff.
Sólo me dio tiempo a darme otra ducha y salir pitando para la escuela donde me iban a dar mi primera clase teórica de buceo.

Tras hacer el papeleo nos pusieron un vídeo de iniciación al buceo, nos explicaron lo que íbamos a hacer los siguientes días y nos dieron el manual para ir estudiando.

Mi reducido grupo se componía de una pareja de argentinos, otra de chica de Barcelona y yo.
Hacer el curso con 4 personas permite más contacto con el profesor, esto es muy recomendable cuando hablamos de cursos de buceo porque si hay mucha gente la atención no es la misma ni se puede disfrutar tanto de la experiencia.

Todos estábamos alojados en los mismos bungas, unos al lado de los otros, y me molaba el grupito que me había tocado.

Tras la primera clase teórica del curso me fui a dar un paseíto por la playa que tenía al lado, Sairee Beach.

Koh Tao es el lugar de buceo por excelencia de toda Tailandia. Es una isla pequeña de apenas 20 kilómetros cuadrados de extensión, donde se pueden encontrar escuelas de buceo a cada paso. El turismo que recibe es casi 100% de buceadores, así que todo está destinado a ellos y al mar.


A lo largo de la playa los centros de buceo se mezclan con los restaurantes, en los que se puede comer estirado en cojines mirando al mar al puro estilo tailandés.

La isla aunque pequeña es bastante bonita, y la zona en la me quedé, en la playa de Sairee, se estaba muy bien.



Tras el paseo busqué algún sitio para cenar un rico arroz al curry con verduras,


y vuelta al bungalow a estudiar.


Si estudiar el Open Water sereno y lúcido ya era difícil, para mi con el día y la resaca que llevaba era imposible, así que me leí los primeros capítulos y cuando llegué a las famosas tablas me tuve que ir a dormir porque no me estaba enterando de nada.


Al día siguiente tenía curso de teoría por la mañana y por fin mi primera inmersión por la tarde, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!


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