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lunes, 5 de marzo de 2007

Amsterdam. Durmiendo en un barco

Noviembre 2005

Si hay una ciudad tolerante, una urbe sin prejuicios, un lugar donde la libertad parece llegar a su máxima expresión, ese sitio es Amsterdam. Me moría de ganas de ir a esos Coffeeshops y de conocer ese ambiente bohemio de Holanda y que mejor compañía para este viaje que mis dos queridos hermanos.

Holanda se hallaba límitada hacía el este con Alemanía y hacia el suroeste con Bélgica, sus costas bañadas por el Mar del Norte la separaban hacía el noroeste de Gran Bretaña. Tenía una superficie de más de cuarenta mil kilómetros cuadrados, pero un importante porcentaje de esta superficie se hallaba ocupado por el agua y además gran parte de su territorio se hallaba bajo el nivel del Mar del Norte.




El agua era contenida por diques monumentales y todos los recursos hídricos tenían un eficiente control. Por ejemplo, cuando el avión en el que viajábamos aterrizó en el Aeropuerto de Schiphol, la pista se hallaba a mas de cuatro metros bajo las aguas del Mar del Norte.

La producción agropecuaria, los viveros con los famosos tulipanes y los molinos que hoy rodeaban la ciudad, son las postales típicas del país. Más la economía de Amsterdam y de toda Holanda se hallaba consolidada en empresas de energía, servicios financieros, tecnología y actividades comerciales diversas.

Actualmente Amsterdam estaba asentada en decenas de islas unidas por centenares de puentes, todas las construcciones tenían su fundación sustentada por pilotes o estacas de madera, actualmente se los reemplaza por hierro y hormigón, enterrados a decenas de metros de profundidad a través de la turba y la arena hasta tocar el sustrato arcilloso. Los canales de Amsterdam eran una forma de controlar el agua dividiendo el cauce del río Amstel en numerosas vías navegables y a su vez constituían una excelente red de transporte y comunicación.


Ruta:






Día 1

A las 7 de la mañana salía el vuelo, así que el madrugón que nos pegamos fue de escándalo.

Era el primer viaje, aparte del pueblo, que hacíamos los tres hermanos juntos y sabíamos que nos lo íbamos a pasar de puta madre, y así fue.

Llegamos al aeropuerto de Schiphol, y hay que ver lo que nos costó salir de él, es el aeropuerto más lioso que he visto nunca, con mil letreros pero ninguno nos llevaba a las salida, al final después de preguntar mucho y de dar más vueltas que los tontos, conseguimos salir de allí.

En el mismo aeropuerto, por poco más de 4 euros cogimos el tren hasta la Estación Central de Amsterdam, el trayecto eran 15 minutos.

Allí habíamos reservado un barco para pasar nuestra estancia. Porque en Amsterdam aparte de haber los típicos hoteles, también cabía la posibilidad de reservar un barquito de los que están atracados en los canales, y el nuestro se llamaba Friendship.

Lo miramos por Internet, el barco era para 4 personas y se alquilaba entero. Tenía dos partes separadas entre sí por la cocina y el baño, en una parte vivía el dueño y la otra era la que alquilaba. La cocina y el baño eran zonas comunes compartidas por ambos, pero la verdad es que coincidimos poco con el dueño.


Nos costó muy poco encontrar el Friendship, llevábamos un mapa muy enrrollao y sin problemas llegamos a él. Nos recibió el dueño, con unas pintas..... El tío iba en pijama, con toda la camiseta llena de lamparones, descalzo y con unos ojos de requetefumao para las horas que eran, y del barco salía una peste a marihuana que te cagas, vaya personaje!!!!

La verdad que a pesar de su aspecto el tío era muy majo, y el friendship por dentro estaba muy limpito, así que dejamos las mochilas y nos fuimos a recorrer canales, calles y coffees sobretodo coffees.

El primero al que entramos fue el The Doors,

 y justo al lado estaba The Bulldog, al que también entramos nada más salir del otro....jejeje!!












Mapa en mano y con una fumada considerable nada mejor que respirar aire puro en el Vondel Park, el parque más famoso de Amsterdam.

Situado al oeste de la plaza Leidseplein y el Museumplein e inaugurado en 1865.

 Nos dimos un agradable paseo, a pesar del frío que hacía, y seguimos nuestra rutica.













Las primeras horas en Amsterdam habían sido altamente positivas, la única pega, y más con la empanada, era esquivar a todos los vehículos que circulaban a la vez por la ciudad, teníamos que estar pendientes de los coches, las bicis y los tranvías, y las que menos controlábamos eran las bicis, porque cuando nos dábamos cuenta íbamos caminando por su carril, que están pintados de rojo oscuro.




Comimos unas hamburguesas raras de unas máquinas en las que echabas los euros y se abría la puertecita de lo que tu escogieras, habían desde hamburguesas simples, a completas, hot dogs, croquetas, vegetales.... y se ve que era lo que solía comer la peña porque los locales estaban llenos...


Con el madrugón y lo demás necesitábamos una siesta, así que de nuevo al Friendship a echarnos un ratillo.

Por la noche fuimos al Barrio Rojo, donde las prostitutas exhibían sus cuerpos sin pudor a través de los cristales a lo largo de los canales adornados con luces rojas.

Aquí no era posible grabar ni hacer fotos, porque si sacabas la cámara en un momento tenías al chulo pegándote dos ostias, y aclarándote que “AQUÍ NO SE PUEDEN HACER FOTOS”.La verdad me impresionó bastante, además de ver que todas eran muy guapas. En la media hora que estuvimos lo que es en la zona de las putas nos ofrecieron coca y extasis un millón de veces...no, gracias.

Como en Amsterdam no se puede fumar por la calle fuimos a otro Coffee pa seguir la noche como los holandeses...




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