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domingo, 28 de enero de 2007

Zanzíbar. Stone Town y Changuu Island

Día 3

Para hoy tenía prevista la visita a Changuu Island, o Isla de la Prisión, y a la ciudad de Stone Town.



Changuu Island perteneció a un negrero árabe que la utilizó para detener esclavos rebeldes. Posteriormente la isla fue vendida al general Mathews, quien la transformó en una prisión.
Es la única isla donde se puede observar la colonia de tortugas gigantes que vinieron hace unos siglos del atolón de Aldabra.

La salida estaba programada para después de comer, así que después de haber disfrutado de una mañana de playa, y de haberme hinchado a comer arroz con coco y patitas de cangrejo en salsa, entre otras delicias tanzanas, nos montamos en un minibus y partimos hacia la zona oeste de la isla.

El camino se hizo muy agradable porque Chiquito nos contaba cosas de su isla y nos cantaba canciones como si de un bus escolar se tratara.
.

Antes de llegar al embarcadero en el que teníamos que coger una "mashua" ( embarcación de pescadores ),


paramos en un mercado y allí pudimos flipar con la variedad tan variopinta de frutas y especias que habían.

Un mercado local es una buena manera de conocer mejor a sus habitantes, ves lo que ellos compran, lo que comen, y aquí teníamos mucho que aprender.





Tras 20 minutos de navegación en unas barcas que daban muy poca fiabilidad por fin llegamos a Changuu Island.


El principal atractivo ( o más bien el único ) de esta isla son sus habitantes, las tortugas gigantes.


Después de darles unas cuantas hojas de lechuga y de visitar también la parte de la isla a la que llevaban a los prisioneros, volvimos a Stone Town para recorrer sus calles todavía desconocidas por nosotros.


Habíamos coincidido con el 60 aniversario del nacimiento del héroe de la isla, Freddy Mercury, y se estaban preparando fiestas en su honor. De manera que la visita a la casa en la que el vivió hasta los 6 años, convertida ahora en una tienda de recuerdos, era obligatoria.


Estuvimos caminando por la Ciudad de Piedra ( Stone Town ) y admirando los magníficos portones que habían en casi cada calle, en la antigüedad la tradición mandaba decorar las puertas de las viviendas, labradas en madera de sésamo, con motivos y leyendas del Corán para protección y prosperidad del dueño de la casa.


Y después de hacer ya las primeras compras de especias, cuadros y demás por la estrechas callejuelas de la ciudad, nada mejor para acabar la excursión que una copa en un local árabe ambientado con música en directo y con las mejores vistas al océano.



De vuelta al hotel nos encontramos con una fiesta africana.


Bueno africana entre comillas porque ya se sabe que estas cosas las hacen orientadas al turista ( y más viendo que para beber nos había preparado una rica sangría africana!!! jejeje ), y que seguro que no tienen nada que ver con las que pueden organizar ellos en su poblado, pero bueno para echar unas risas y ver un poco el percal ya estaba bien.


Los masais bailaban alrededor de una hoguera en la misma playa, y con la luna llena de fondo, la noche dejaba una maravillosa estampa para el recuerdo.


Hice muy buena amistad con Carmelo, uno de los masais del poblado vecino y trabajador de una tienda de souvenirs, y él fue el que me enseñó todo acerca de su cultura, realmente apasionante y cuanto menos curiosa.


Fueron muchas las noches las que nos quedamos a la luz de la luna sentados en las hamacas de la playa compartiendo nuestras vidas y costumbres, desde luego más sorprendentes para mí las suyas que para él las mías.

Los masais son cristianos, pero con toques africanos que los diferencian claramente de los cristianos europeos.

Me contaba que ellos cuando cazan un animal tienen por costumbre hacer un pequeño orificio en la yugular de este, recoger la sangre y tapar la herida con guano para evitar que el animal se desangre, esta sangre mezclada con leche es un aporte de vitaminas muy saludable sobretodo para los niños que están en época de crecimiento, vamos como nuestro colacao pero el suyo color batido de fresa y con coagulitos,mmmmm buenísimo!! jejeje!

A un occidental le puede resultar desagradable, pero se dice que la alimentación y la cultura medicinal de la tribu ha conseguido que algunos masais hayan llegado a alcanzar los cien años, algo impensable en países del este de África donde la esperanza de vida no llega a los cincuenta años.

En el continente viven en campamentos llamados "enkang", formados por casas que no superan el metro y medio de altura y que ellos llaman "bomas", construidas con excrementos de vaca y paja.

Y un sinfín de aventuras más que me contaba mi amigo Carmelo siempre antes de irnos a dormir.





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